<h1>El fenómeno Facebook </h1> <h2> (También conocido como “Señoras que…”)</h2>

Hace cosa así de un año, Facebook era casi un total desconocido para mí. Yo era… ¿cómo llamarlo? De las de la “resistencia”. No entendía qué decían mis amigos sobre unas “galletas de la fortuna”, de dónde sacaban que uno tenía el áurea azul y el otro amarilla, ni tampoco cómo era posible que se acordara de su cumpleaños gente que no les había dirigido la palabra en tres o cuatro cursos. - ¡Es por Facebook! – me decían. Entonces, aparecía la gran conversación:

- ¡Hazte uno!

- ¿Para qué?

- Para comunicarnos.

- Pero es que ya estamos hablando.

- … Ya, pero es que así mola más.

Total, que me convencieron (sí, soy fácil de convencer). Al principio era un “y esto ¿pa qué sirve?”. Pero entonces, analizando bien su estructura, vi para lo que servía Facebook.

- Muro: lugar donde te aparecen las noticias de to’ dios (donde aparte, si te quedas con ganas de más, puedes escoger la opción “más recientes” y ver ya las “entrañas” de tus “amigos” de Facebook - esto de “amigos” es un tema en el que más tarde profundizaré-).

- Tu perfil: lugar donde poner tooooooodo lo que te pase, lo que pienses, tus links, tus resultados de tests, de lo que eres fan, de lo que no eres fan pero te has hecho fan, de lo que te has hecho fan porque no eres fan pero es un grupo de hacerte fan si no eres fan (por poner un ejemplo: “odio a Tokio Hotel”… pues si tanto lo odias, ¿para qué lo nombras tan siquiera?). También aparecen tus “necesito a alguien para recoger mis campos de maíz virtuales”, “necesito gente para mi mafia”, “necesito salir y dejar el Facebook un ratito…”.

- Eventos: aquellos sitios a los que te han invitado pero a los que, muy probablemente, no asistirás jamás (a no ser que realmente te interesen o que los hayas buscado tú para que todo el mundo vea dónde vas o no vas). A parte, es gracioso, porque como que tienes en Facebook a tanta gente con la que no te relacionas normalmente; ellos te envían la invitación, así como haciendo hincapié en que no tienen más idea sobre tus gustos que el recuerdo de que en primaria comías helado de fresa. Si veis que alguien ha colgado en su muro un evento denominado “Congregación a favor de los restaurantes vegetarianos” no le envíes una invitación para “Visita a un matadero con menú degustación”; no, no, no y no. Eso no se hace.

- Toques: posibilidad para tus “amigos” de Facebook de tocarte (de ahí el nombre) las narices. ¿Para qué sirve un toque? ¿Qué es? ¿El mensaje de un tímido? Cuando recibes un toque, se crean las grandes preguntas: ¿qué hago? ¿Se lo devuelvo? Porque si no se lo devuelves, eres un borde; pero como se lo devuelvas… ¡ay, amigo! Habrás entrado en el bucle del “toque infinito”: recibo un toque, lo devuelvo, lo vuelvo a recibir, lo vuelvo a devolver…

- Sugerencias: lugar donde te aparecen los “amigos”, páginas y grupos que Facebook cree que deberías tener en cuenta (sí, Facebook piensa por ti). Gente que o no te suena de nada (y suelen tener o unos nombres extremadamente corrientes – Juan López García – o unos nombres extremadamente raros – Vladimir Stonischlaw Kuppirn - . Estos últimos son los que te hacen pensar si tus amigos no estarán teniendo un affaire con algún actor del reparto de LOST) o gente que querrías que no te sonasen de nada (llamémosles “compañeros-de-clase-de-la-infancia-y-ya-está”; espécimen con altos grados de etilismo - que no estilismo - que conociste en un concierto y que no sabes cómo narices ha conseguido tu Facebook - es más, no sabes cómo puede recordar tu nombre; – o, simplemente, “ex”).

- Juegos: lugar donde puedes tener una granja, un restaurante, un hotel, otra granja, una isla, otra granja, otra granja, y otra… Lo cual me lleva a preguntarme: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO CON LAS GRANJAS DE FACEBOOK? ¿Es un plan del Ministerio de Medio Ambiente? ¿Quieren que nos volvamos agricultores? ¿Quieren promover el cultivo propio? (lo digo porque, si es eso último, creo que tampoco es necesario tanta campaña…). Por cierto, por si alguien lee esto y tiene una granja de Facebook: NO, NO QUIERO SER TU VECINO; NI TE VOY A DAR MADERA; NI TE VOY A ORDEÑAR LA VACA; Y DA GRACIAS QUE NO PONGA UNA BOMBA EN TU GRANJA.

Y, por último, la parte clave de Facebook; la crème brûlée de las redes sociales; el nirvana del cotilla:

- Fotos: ¿qué sería de esta página sin ellas? Sin esos perfiles con retratos algo sospechosos (que todos sabemos que, desde arriba, en blanco y negro y enseñando escote – si es el caso – salimos todos mucho más resultones, bonita). Este es el lugar para ver la diferencia entre tus “amigos” con comillas y tus amigos sin ellas. Ahora creeréis que los primeros publican fotos tuyas donde sales horrendo y los segundos, no. Pues, más o menos: los de las comillas, o no ponen fotos tuyas (porque no tienen) o sí las ponen y te etiquetan en ellas. Tus amigos, los de toda la vida, con los que has compartido tantas cosas buenas; cuelgan tus fotos, las etiquetan y además, se permiten el lujo de poner comentarios y notitas en ellas. Qué bonita es la amistad. Y tú, como buen amigo, cuelgas una foto suya donde (al menos, eso crees) sale peor que tú; y le dices que sale fabuloso. Y tan amigos, oye. Al principio de estas cosas, cuando un amigo llevaba una cámara, se oía “¡porfa, haz una foto para el Fotolog!” (porque como que tan sólo podías poner una foto, ya te encargarías tú de que, si hacía falta, tu amigo saliera peor que tú para que no la colgara) pero ahora, se oye: “¡No, no, no! Fotos no. Lo que de fiesta se hace, de fiesta se queda” y te falta cachear a tus amigos para ver si llevan la cámara encima (o, contrarrestar tú llevando la tuya).

Pues bien, después de este repaso a una página como ésta, la conclusión que puedo extraer es: NOS QUEJAMOS DE LA PRENSA ROSA; PERO, AL ABRIR FACEBOOK, NOS VOLVEMOS PEORES QUE EL PROPIO MARIÑAS.

Maria Blancas Muñoz