
2012 Roland Emmerich
El contexto de la película es la crisis mundial. La historia va de un hombre estadounidense, Jackson Curtis, un escritor sin éxito y un perdedor en la vida. Un día, coge a sus hijos y va de acampada, al lago Yellowstone. Ahí conoce a Charlie Frost, que es un locutor de radio, “el loco” que predice el fin del mundo. Cuando sus palabras empiezan a hacerse realidad, Jackson intenta salvar a sus hijos y a su ex mujer.
En mi opinión es una película totalmente americanizada y típica, pero eso no quiere decir que no obtuvo éxito. Es ideal para aquellos quienes adoran a Hollywood. En 2012, Emmerich esta citando muchas de las películas estadounidenses y repite algunas de las escenas a lo largo de la película.
Su imaginación ha llegado a su límite. Si en sus películas anteriores, como por ejemplo Godzilla, The day after tomorrow, Independance day, destrozaba algunas de las grandes ciudades mundiales y americanas, ahora intenta destrozar toda la Tierra, ya que el presupuesto que tiene es de $: 260, 000,000, aproximadamente. Como más global y más grave sea la catástrofe más fama y gloria tendrá la película y su productor. Lo que no se entiende es porqué el fin del mundo (como 5 veces por año) siempre tiene que empezar en el mismo lugar: Estados Unidos. Al menos las naves fueron construidas por chinos y no por americanos.
Trataré de explicar 4 conceptos de esta película, que me han resaltado la vista:
1. El héroe es un hombre “no importante” que salva el Universo. Como siempre pasa en las películas de este tipo, la misión de salvar la humanidad (o en este caso) de algunas personas es llevada al cabo por un hombre-perdedor, que no tiene familia propia, es un escritor sin éxito. Al terminar la catástrofe él se convierte en el héroe clásico y recupera su estatus, su familia y su gloria. Un happy-end estereotipado.
2. Desaparición de las ciudades y maravillas del mundo. No se pueden contar las veces que se habían borrado las ciudades americanas de la superficie de la tierra. Pues ahora las pérdidas son mucho más grandes: la destrucción de todo el planeta.
3. La salvación de los protagonistas principales en el último momento. Durante la película el avión con los protagonistas se echó a volar como tres veces. Emmerich construye una serie de escapadas casi fantásticas; un segundo más y estarían muertos. Se ha demostrado ya que esta táctica de “Salvación en el último instante” hace que el espectador este todo el tiempo pendiente del trama. Pero aquí el productor es bastante excesivo, llega el momento en que el espectador ya sabe que todos saldrán vivos y no hay que preocuparse.
4. Como en cualquier película de Hollywood los protagonistas de la trama reflexionan sobre la injusticia que hay en el mundo. Es decir, si llega el fin del mundo se salvarán solo aquellos que hayan pagado un millón de euros por el sitio en la nave gigante. El presidente decide no subir a la nave, se queda en Estados Unidos con su gente. Además, el científico Chiwetel Ejiofor, el que fue el primero en descubrir que la Tierra se destruirá en 2012, muere injustamente en la catástrofe. Vivimos en un mundo donde el dinero lo decide todo.
Emmerich, a pesar de todo, alo largo de la película usa un humor raro: mientras la tierra se va destruyendo dos abuelitas se preocupan por los productos que compraron en el supermercado. Una perrita pequeña se salva la vida mientras millas de personas mueren. Los móviles siguen funcionando cuando toda América se va hundiendo…
El aspecto positivo de esta película es que la gente se preocupa por el futuro de los niños, o sea, intentan salvar, al menos, a sus hijos (el multimillonario Yuri muere pero salva a su hijo; Kate Curtis también pide que, al menos, dejen subir a la nave a sus niños).
Pero, en general, es una buena película, muy entretenida.
Polina Reshetnikova

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