
Esta película alemana de 2008, dirigida por Dennis Gansel, es un drama social basado en hechos reales. La ola se inspira en los sucesos que se dieron en 1967 en California cuando Ron Jones, un profesor de Historia de un instituto, llevó a cabo un experimento en el que sus alumnos y él mismo imitarían un modelo dictatorial en sus clases. El experimento fracasó -o no- y tuvo que ser abortado antes de que llegara más lejos.
Este suceso será trasladado por Dennis Gansel a la actual Alemania, el país que cuenta en su historia reciente con el régimen dictatorial más opresivo y violento. Rainer Wenger, un moderno profesor de ideas liberales, se ve obligado a realizar en la semana de proyectos del instituto una sesión temática sobre la autarquía. Después de preguntar a sus alumnos sobre la posibilidad de que en Alemania se repitiese una dictadura como la del Tercer Reich y ante la negativa de estos, se comienza a ejemplificar en plena clase un sistema autocrático: se refuerza la autoridad, se fija un orden y unos hábitos y se genera la idea de grupo y su unión. El enfoque de la clase es un éxito y los jóvenes se ilusionan y se implican. En breve se adopta una simbología, característica básica de cualquier dictadura, y el fenómeno va ganando adeptos. El movimiento crece y se lleva fuera de las clases, los chavales continúan con La ola en su vida cotidiana y empiezan a sentirla como un modo de vida. Llega un momento que el experimento se escapa de las manos del Sr. Wenger y éste decide acabar con él.
El largometraje lejos de ser un documento histórico más u otro sobado film sobre la Alemania nazi y sus consecuencias, es un relato pedagógico, con fondo social y psicológico, que retrata la sociedad de hoy en día, sobretodo la juventud, y como la memoria histórica o el propio sentido común se pueden ver cegados por movimientos populares hasta dar con una nueva dictadura o autoritarismo. Un movimiento que nos haga sentir importantes dentro de “algo” importante, que nos haga sentirnos iguales y sin rechazos, con un objetivo común (o eso pueden hacernos creer) y con una atractiva imagen y simbología puede conducir a mucha gente a entregarse a una causa parecida y entregarle a alguien, que se hace llamar líder, todo el poder. En un principio es más fácil la captación de desamparados, de personas con poca autoestima y personalidad pero se pueden ir añadiendo curiosos, interesados y convertirse en una bola, por no utilizar el propio título del film, en la que muchos ya se vieran arrastrados por la simple aprobación colectiva. Parece difícil de creer, pero si analizamos a la juventud, faltos muchos de nosotros (porque no me atrevo a excluirme) de verdaderos ideales políticos y morales, aburridos y sin ambiciones más allá de lo material, reacios a la reflexión y el análisis, y si observamos la facilidad que tenemos para adherirnos a las modas y tendencias (no quiero abominar contra Facebook, pero lo cito como ejemplo) asusta pensar que podríamos sin darnos cuenta caer en manos de alguien que nos manipule bajo su dirección. Este punto tampoco queda suelto en la película de Gassel, no sólo analiza a los jóvenes, el profesor Wenger presenta una transformación durante la película: le tienta el poder. Poco a poco su experimento se le escapa de las manos porque él mismo se ve ensalzado, se siente poderoso, y ese sentimiento es común a todos: nos gusta ser importantes y poderosos. El poder ciega y manipula.
La historia se narra con objetividad, no busca un porqué ni lo justifica, simplemente nos muestra los hechos. No critica actitudes, no se postura hacia un bando o hacia otro, simplemente nos muestra cómo puede nacer un movimiento de este tipo y cómo consolidarse. Sólo busca la reflexión sin decirnos quienes son los buenos o los malos, o qué está bien hecho y que no, es el propio espectador y su sentido común el que se lo dice.
La película se divide en seis partes, la primera actúa de introducción y el resto corresponde a cada uno de los días de la semana en los que evoluciona el proyecto, de lunes a viernes. El ritmo, muy bien conseguido, ayuda al desarrollo de la trama y atrapa al espectador. No te da tiempo a aburrirte, no se adorna con planos innecesarios, la velocidad de éstos y la aparición de la música está justificada con el fondo de las imágenes. Los personajes, aunque un tanto estereotipados, son muy identificables y, por lo tanto, comprensibles. El final de la película, tranquilos mi post no contiene spoiler, es bastante previsible, de hecho la trama no puede acabar de otra manera. Pero no por ello deja de resultar tenso y emocionante, con un marcado clímax que no defrauda al espectador con el esperado desenlace del film. Otra cosa a tener en cuenta es cómo se copia la estética de diferentes regímenes dictatoriales, en especial el régimen nazi. En ocasiones, los planos dentro de clase recuerdan a fotografías de Hitler ante sus tropas, todos uniformados, firmes, entregados a las palabras de su líder. Los gestos y los símbolos también se asemejan. E incluso las intervenciones del profesor Wenger hacen recordar los discursos del mismo Fürher, sus arengas agresivas y entusiastas.
No todo puede ser bueno, y reconozco que en ocasiones pierde veracidad a favor del guión y el ritmo narrativo. El hecho de que un fenómeno de tal envergadura se dé en apenas cinco días no resulta creíble. El proceso debería ser mucho más largo, para creernos la entrega de los chavales y sus posteriores acciones.
Pero en definitiva, estamos ante una buena película, bien narrada y sin necesidad de un presupuesto espectacular. Os animo a verla y que me contradigáis o simplemente aportéis otros enfoques.
Os dejo el trailer:
http://www.youtube.com/watch?v=azjctIF8xV4
David Pascual Gabarrón

Estoy de acuerdo. Sin ser una obra maestra, es una película muy recomendable, bien narrada y, en mi opinión, muy interesante.
ResponderEliminarL. Quílez